Adulto en Tí

Si eres adulto y ves a un niño llorar, hacer rabieta, enojarse o incluso permanecer quieto por mucho tiempo.

¿Qué haces al respecto? ¿Le dices que no llore? ¿Le castigas o regañas? ¿Cubres su boca con tu mano para que se aquiete? ¿Le ignoras? ¿Le etiquetas de dramático o tonto?

¿Suena cruel al leerlo verdad?

Pues regularmente hacemos eso con nuestro propio niño interior, el de nuestra pareja o seres queridos.

Olvidamos que todos tenemos ese niño interior que cuando se siente carente de algo básico manifiesta estas conductas.

Practicar la compasión con nosotros mismos es una de las herramientas que más nos ayudará a conectar con nuestro niño interno y establecer mejores vínculos con las personas que nos relacionamos.

La compasión nos mueve a abrazar sin criticar, a acompañar sin juzgar y a desarrollar la mayor de las fortalezas humanas que es la empatía tanto con nosotros cómo con los demos.

Es siendo compasivos que como adultos podemos hacernos cargo de nuestra propia vida y relacionarnos de forma sana.

- Psicóloga Heidy Ubeda 

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